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En ocasiones, la mayoría de las personas que buscan someterse a una cirugía plástica, incluso aquellas que no, consideran que el único responsable del éxito o el fracaso de la misma es el cirujano plástico, pues es él quien lleva a cabo el procedimiento y debe “garantizar” siempre los mejores resultados. Sin embargo no hay una idea más equivocada que esta, pues a pesar de que el profesional sea quien directamente realizará la intervención, el paciente también tiene una responsabilidad que debe cumplir, no con el especialista, sino con usted mismo.

Verán, es cierto que el profesional debe cumplir con ciertas cualidades que hemos mencionado a lo largo de estos contenidos que hemos publicado periódicamente, tal como contar con el título profesional y el diploma de especialidad o educación de postgrado, certificar que es miembro activo de la Sociedad Colombiana de Cirugía Plástica, Estética y Reconstructiva.

Quien regula el ejercicio de los mismos y todos los soportes en educación que este pueda brindar además de demostrar que ha tenido una vasta experiencia en el medio, la cual se confirma por medio de testimonios, recomendaciones o la más necesaria, un Book, en donde el cirujano presente algunos de los procedimientos que ha realizado y los resultados que han sido obtenidos de ellos.

Claramente esta información es necesaria para que el paciente que quiere realizarse una intervención quirúrgica que mejore algún aspecto de su cuerpo pueda hacerlo con toda la seguridad y tranquilidad, sintiéndose confiado de las manos que intervendrán su cuerpo. No obstante a las personas se les olvida que las responsabilidades son compartidas y que muchas veces estos resultados se ven influenciados negativamente, no por la negligencia del experto, sino por la negligencia del paciente, pues cree que el profesional es Dios y puede garantizarle la vida por encima de lo que sea.

En la medicina no existen garantias, es una ciencoa de medios no de resultados. Si bien nosotros como especialistas estamos en el deber de conservar la salud de nuestros pacientes hasta donde sea posible, son estos los que también deben tomar medidas para garantizar que su vida no corra peligro y así realizar un procedimiento libre de riesgos y complicaciones.

Muchas veces hemos sido testigos de noticias nefastas a causa de una “mala cirugía” y es claro que muchas veces es responsabilidad del que está a cargo, pero lo que no mencionan mucho es que ese “profesional”  a cargo no es cirujano certificado y que el paciente no tuvo la sensatez suficiente para investigar sobre él. Entonces, en este orden de ideas también podemos evidenciar que quien tuvo parte de la responsabilidad de los resultados es el paciente, por no cumplir con uno de sus deberes más importantes: verificar la identidad y título de la persona que se asegura como profesional.

Por otro lado, estamos los que si somos cirujanos plásticos y contamos con todo lo necesario para llevar a cabo una cirugía plástica sin ningún riesgo, pero que durante el proceso hemos encontrado algún tropiezo que no es parte de nuestra responsabilidad. Aunque este no ha sido mi caso, si conozco el de muchos colegas, de los cuales puedo ser testigo de su experiencia y conocimiento, que lastimosamente se han encontrado con pacientes deshonestos y poco sinceros, que han elegido mentir con el objetivo de conseguir ser operados. Con esto me refiero por ejemplo a la falsificación de exámenes de rutina.

Como todos saben, uno de los requisitos para poder considerarse candidato a un procedimiento quirúrgico, es la realización de unas pruebas en las que evaluamos su nivel de tolerancia a la anestesia y verificamos el estado general de su cuerpo, a fin de encontrar obstáculos que nos impidan por el momento realizar la intervención.

Aunque en algunos lugares estos exámenes se hacen bajo la supervisión del cirujano encargado, en otros casos no, por lo que se le recomienda a la persona tomarse las pruebas y llevar los resultados. En casos donde la respuesta es negativa y se evidencian complicaciones, algunos pacientes optan por cambiar de manera fraudulenta los resultados y llevarlos así al profesional, que incauto, realiza la cirugía plástica sin saber los riesgos que corre el paciente, hasta que estos aparecen.

También están aquellos que ocultan información importante que debe estar incluida dentro de la historia clínica del paciente, pues este no es sólo un formato requisito para poder atender a una persona en cualquier lugar que preste servicios de salud, sino porque es necesario conocer su vida y su historia familiar, para detectar posibles problemas que impidan o retrasen la realización del tratamiento.

En algunos casos, los pacientes ocultan que han estado hospitalizados por temas de circulación, tensión, migrañas constantes, etc. así como que sufren de enfermedades importantes como diabetes, infecciones pulmonares, problemas cardiacos, entre otros, lo cual es un factor de riesgo muy alto para cualquier procedimiento invasivo que deba ser realizado en un quirófano y que sin el previo conocimiento, puede resultar mortal.

Si un paciente actúa con honestidad y nos cuenta sus problemas de salud y los objetivos que quiere alcanzar con la cirugía plástica, en la mayoría de los casos, nosotros como expertos podemos brindarles opciones para llevar a cabo el procedimiento pero sin que se comprometa su vida. Muchas veces existen soluciones que se pueden poner en práctica, pero si no son informados estas enfermedades a tiempo, es muy complicado que podamos hacer algo una vez estemos en la sala de operaciones. Recuerden que somos tres actuando por su salud: Dios, el cirujano y por supuesto, usted.