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Seguramente ha sido un término que ha escuchado muy a menudo pero que con frecuencia confunde con el concepto de cirugía plástica o cirugía reconstructiva. Es claro que los tres conceptos están relacionados entre sí, pero existen algunas diferencias en cuanto a su uso y terminología. Por ello en este contenido trataré de explicar aquellos contrastes que aunque mínimos son importantes para que las personas que están interesadas en una cirugía estética puedan llegar al consultorio con éste concepto claro.

Para nadie es un secreto que la cirugía es precisamente eso, una intervención quirúrgica que se realiza en un recinto especialmente adecuado para llevar a cabo estos procedimientos llamado quirófano, en el cual por un periodo de tiempo que está definido por la complejidad de la intervención, el paciente y el cirujano se encuentran para hacer las correcciones necesarias de lo que se acordó previamente en la consulta.

Más exactamente para definir decimos que la cirugía plástica es una de las especialidades de la medicina que tiene como objetivo principal el mejoramiento o corrección de anormalidades que pueden estar presentes por ser congénitas o heredadas, adquiridas, involutiva o tumoral, que requieren de un tratamiento especial que corrija tanto su apariencia como funcionalidad.

Al realizar estos procedimientos se buscan que aquellos que tengan algún tipo de lesión que se haya originado por cualquiera de las razones que hemos mencionado en el párrafo anterior, pueda recuperar su calidad de vida, haciéndola lo más normal posible tanto en el aspecto físico como en su funcionalidad. Adicionalmente dentro del grupo de pacientes frecuentes se incluyen aquellos individuos que sin tener algún tipo de anormalidad, desde su parte emocional desean cambiar algún área de su cuerpo con la que se encuentran inconformes o poco satisfechos, con el fin de mejorar su autoestima y sentirse más integrados en la sociedad.

Pero entonces ¿cómo fue que apareció el concepto de la estética en la cirugía plástica si aparentemente esta ya la trae implícita? Pues déjeme decirle querido lector, que en tiempos antiguos esto no estaba tan claro. Hace mucho tiempo, más que todo en el contexto de la primera y segunda guerra mundial, los soldados que eran enviados a combatir a los ejércitos enemigos.

Resultaban con lesiones bastante complicadas en su tren superior e inferior, sobre todo en las extremidades, que eran las partes más expuestas a sufrir cualquier tipo de alteración por la misma naturaleza de su labor. De igual forma era muy frecuente que los soldados presentaran lesiones comprometedoras en su rostro y cabeza por lo que se realizaban procedimientos de reconstrucción maxilofacial.

Los cirujanos plásticos de la época tenían como preocupación principal, lograr que el paciente que se había visto afectado en cualquier parte de su cuerpo, pudiera recobrar la funcionalidad que se había perdido con la lesión, sin importar el costo o resultado del mismo. Al hablar de funcionalidad nos referimos a la función principal para la que están diseñados los órganos o partes de nuestro cuerpo; en el caso de las extremidades la función de las piernas es brindar el soporte y la estabilidad al ser humano para poder tener una postura erguida y caminar, correr o hacer cualquier otro tipo de actividad que las involucre.

De acuerdo con esto, los cirujanos llevaban a cabo procedimientos quirúrgicos con el fin de conseguir que no se perdiera la función sin importar si se veían bien o mal, agradables o desagradables. En esa época la “estética” no era un concepto muy manejado o de gran importancia para los médicos, pues consideraban que al poner en una balanza la funcionalidad con la apariencia era necesario conservar la primera antes que la segunda. Sin embargo la preocupación por el aspecto físico comenzó a tomar mayor fuerza y fue ahí donde el concepto de cirugía plástica tuvo que replantearse para atender a las solicitudes de los pacientes que eran sometidos a ella.

Fue entonces cuando se planteó que la cirugía plástica debía dividirse en dos ramas, que permitieran lograr esa unidad que se buscaba y encontrar el equilibrio adecuado. Por ello ahora la cirugía estética y la cirugía reconstructiva hacen parte integral de la cirugía plástica, como dos campos de acción de igual relevancia que deben ser considerados por cualquier cirujano hoy en día, al momento de llevar a cabo su labor. Es fundamental que aclaremos que ambas ramas están muy relacionadas entre sí, pues es la cirugía reconstructiva la que permite que se manejen los colgajos y tejidos de manera adecuada, todo aplicado al mejoramiento estético.

Podríamos decir entonces que la línea que separa a una de la otra, o incluso a los tres conceptos es muy delgada, siendo casi que imperceptible, pero lo importante es no perder de vista que la cirugía estética viene a corregir lo que se conoce como la patología que afecta a la función. Los objetivos principales de esta rama de la cirugía plástica son el de modificar y corregir aquellas desproporciones en el rostro y el cuerpo, dejándolas más cerca de los parámetros de belleza establecidos por la sociedad, con los que la persona se sienta cómoda y a gusto sin que esto implique que el paciente deba perder su esencia o naturalidad.

Como se puede apreciar, aunque la diferencia es poca, la cirugía estética tiene una función diferente a la reconstructiva y constituye parte integral de la cirugía plástica. En nuestro país y otros de Latinoamérica como México, Venezuela, Chile, Perú, Argentina y Brasil, los cirujanos plásticos hemos hecho grandes aportes a la cirugía plástica mundial. Por ello puedo decir con seguridad que en Colombia existimos grandes profesionales dispuestos a solucionar sus necesidades de forma segura y efectiva.