Los mejores cirujanos plásticos en Bogotá, saben que la atención de un cliente va a más allá de la consulta clínica o de la intervención quirúrgica, pues siempre deben abarcar los cuidados y tratamientos posteriores a la recuperación. Para el artículo del día de hoy, vamos a compartir algunas recomendaciones importantes sobre alimentación para aquellas personas que se hayan sometido a una abdominoplastia.
Ciertamente, tomar la alternativa de la cirugía estética para reducir la acumulación de grasa o para eliminar piel después de una baja considerable de peso, es uno de los métodos más infalibles. Pero después de la operación, esto debe ser complementado con hábitos nutricionales mucho más saludables, para evitar caer en el sobrepeso de nuevo.
En lugar de pensar en la intervención quirúrgica como una solución fácil o maravillosa, es importante verla como un punto de partida para una vida mucho más saludable y completa. Por eso, una mejor nutrición puede ser el complemento perfecto para una abdominoplastia, además de que todos los elementos orgánicos contenidos en ciertas dietas nos ayudan a obtener una cicatrización mucha más rápida y se convierten en un aliciente para sentirnos mejor durante esos días complicados de convalecencia.
Después de haber pasado esa primera etapa, se puede optar por la adaptación de la dieta a una forma mucho más cotidiana. A veces, cuando hablamos de una alimentación más saludable, pensamos inmediatamente en la omisión de ciertos alimentos, cuando de lo que en realidad se trata es de hacer un mejor balance de los alimentos para así, poder aprovechar al máximo los nutrientes de cada uno de los grupos alimenticios.
En la clínica del Dr. Felipe Castro Esguerra, la combinación entre la cirugía estética y nutrición es muy importante, y el trabajo paralelo con ambas herramientas es lo que le ha permitido colocarse como uno de los más destacados cirujanos plásticos en Bogotá.
Uno de los elementos claves son los alimentos que se deben evitar durante la etapa de convalecencia:
Los alimentos con preparaciones complejas, que son grasosos, fritos o demasiado picantes tienen que ser erradicados, pues el cuerpo tiene que habituarse a un nuevo ritmo después de haber sufrido una cirugía. Además, ciertos componentes de esos alimentos pueden llegar a causar dolor estomacal o algunas molestias que harán más difícil el proceso de recuperación.
También es clara la suspensión de bebidas alcohólicas, aun cuando sean en un menor grado, pues puede tener reacciones contraproducentes con los medicamentos prescritos por su médico. Incluso, el consumo de alcohol y de tabaco se ve restringido desde los momentos previos a la intervención pues se han dado casos lamentables en donde se producen reacciones inadecuadas entre los componentes de estas sustancias y los medicamentos usados durante la operación (los anestésicos, por ejemplo).
Lo más recomendable para los primeros días post-operatorios es la implementación de una dieta con alimentos suaves. Es decir, verduras hervidas (que pueden estar sazonadas de manera muy ligera, aunque es preferible que no se les adicione nada), o en jugo. Frutas en buen estado (evitar los néctares comerciales, por los altos contenidos de azúcar que pueden llegar a presentar).
Sopas y caldos blancos (es decir con nula presencia de algún picante o de un condimento muy fuerte).
Pero el reto real viene justo después de haber superado la etapa de convalecencia y haber retirado los puntos de la operación. Ahora, viene la práctica de dos hábitos muy importantes que nos van a permitir mantener los avances obtenidos a través de la realización de intervención quirúrgica.
El primer paso, es la regulación entre los tres grupos de alimentos más conflictivos: los azucares, las grasas y las carnes. No se trata de eliminar por completo su consumo, pero si irlo regulando. Por ejemplo, el pollo y el pescado son vistas como carnes poco atractivas para el paladar, sin embargo, si se sazonan de manera creativa, pueden ser sumamente agradables de consumir al tiempo que evitamos comer cortes de ganado vacuno con un grado mayor de contenidos en grasa.
Otra manera de balancear nuestro contenido de carnes es a través del acompañamiento de guarniciones o de ensaladas. Por ejemplo, en vez de comernos un pedazo de pollo frito, podemos optar por una ensalada César, acompañada de trocitos de pollo asado.
Si usted no está acostumbrado a realizar ejercicio de manera constante, también va a ser muy importante prestar mucha atención a la alimentación que lo acompañará durante su proceso de adaptación a un ritmo de actividad física mucho más grande. Y es que cuando recién comenzamos a realizar ejercicio, nos percatamos que justo al momento de terminar la rutina, sentimos mucha hambre y consumimos todo lo que se atraviese en nuestro camino.
Este hábito no hace más que nulificar todo el esfuerzo realizado en el ejercicio. En este caso, podemos optar por malteadas o algún suplemente alimenticio alto en proteínas que nos va a permitir atacar esa hambre sin tener que consumir necesariamente, alimentos de alta densidad en grasas o en azúcares.
En la Clínica del Dr. Castro Esguerra contamos con el mejor equipo de trabajo para la atención de pacientes que se quieren someter a una abdominoplastia, pero lo que nos ha permitido ser uno de los establecimientos de cirujanos plásticos en Bogotá, es lo integral de nuestra atención. Si usted desea continuar con un programa nutricional después de la intervención quirúrgica, tiene la posibilidad de ser atendido por la Dra. Juliana Mejía Muñoz, nutrióloga altamente experimentada en el diseño e implementación de dietas para el control de peso.
Al final recuerde que cada uno de estos procedimientos es para mejorar no sólo su figura física sino el estado de ánimo. La autoestima tiene una injerencia directa de cómo nos vemos y cómo nos hacemos ver ante los demás, así que la cirugía estética, sin duda, se convierte en una herramienta vital para sentirnos mejor en nuestra propia piel, lo que como consecuencia nos dará una vida mucho más plena.