La blefaroplastia, conocida comúnmente como cirugía de párpados, es un procedimiento quirúrgico aplicado con fines estéticos, correctivos y reconstructivos. Ya sea que se realice para mejorar la visión del paciente, para modificar la separación de los párpados superiores, para eliminar signos de la edad, para corregir la apariencia de párpados caídos, o el abultamiento en la parte inferior de los ojos, es un procedimiento que consiste en extraer el exceso de piel, de músculo y grasa de los párpados inferiores o superiores, o bien, de ambos, en uno o dos ojos.
Si están considerando someterse a una cirugía de este tipo los invitamos a que continúen leyendo para que conozcan los detalles de la intervención y algunas de las recomendaciones que dan los especialistas para obtener los mejores resultados tras el proceso de recuperación.
Como acabamos de mencionar, una cirugía de párpados puede realizarse con fines estéticos, correctivos o reconstructivos, sin embargo, los objetivos más comunes que se persiguen con ella es mejorar el aspecto del rostro para rejuvenecerlo, corrigiendo la apariencia de ojos cansados y caídos. Es por esta razón que por lo regular se realiza la blefaroplastia en combinación con otros tratamientos y procedimientos quirúrgicos, como lo son los rellenos dérmicos y el levantamiento de cejas, con los que se reducen las líneas de expresión de los ojos, en especial las conocidas como patas de gallo.
Toda persona que se encuentre interesada en someterse a una cirugía de párpados debe consultar con un cirujano calificado las opciones disponibles para obtener los resultados deseados, ya sea estéticos, correctivos o reconstructivos, e informarse tanto de las características de los procedimientos como de sus riesgos y de las expectativas realistas que puede tener.
El especialista se encargará de valorar el estado de salud general del interesado y a partir de una serie de pruebas y exámenes, así como de su historia clínica, determina si es un buen candidato para someterse a la blefaroplastia. El candidato ideal para una cirugía de párpados es quien tiene un buen estado de salud general, y quien tiene expectativas realistas respecto a los resultados que puede obtener si sigue las recomendaciones médicas durante el proceso de recuperación. Las personas que presentan padecimientos como diabetes, presión arterial alta, enfermedades cardiovasculares, trastornos circulatorios, enfermedades de la tiroides y quienes tienen deficiencia de producción de lágrimas no son buenas candidatas para una cirugía de párpados, y se recomienda que consulten con el cirujano otras alternativas viables y seguras que les permitan el alcance de sus objetivos.
A pesar de que la operación puede tener fines reconstructivos y correctivos, no deja de considerarse una cirugía estética, que si bien puede ayudar a rejuvenecer el aspecto del rostro, no es de utilidad para eliminar las líneas de expresión que se forman en el contorno de los ojos. Por esta razón, si su interés en esta cirugía es desaparecer las arrugas en los ojos, les recomendamos que consulten con el cirujano otras opciones viables que les permitan conseguirlo. Con la cirugía de párpados se eliminan las bolsas que se forman en la parte inferior de los ojos, se corrigen los párpados caídos y se puede incrementar el doblez de los párpados, condiciones que además de modificar el aspecto general del rostro pueden interferir en una correcta visión, de ello que sea un procedimiento recomendado a personas con problemas de vista ocasionados por la anatomía de sus párpados.
Si el especialista determina que el interesado es un buen candidato para el procedimiento quirúrgico platicará con él las expectativas y metas realistas que se pueden tener y definirá qué párpados se someterán a la intervención, además de contemplar lo conveniente de hacer otras cirugías complementarias. Antes de la operación el cirujano presenta las recomendaciones de preparación a seguir previas a la cirugía las que incluyen cambios en la dieta, principalmente asociadas con suspender el uso de ciertos medicamentos y la ingesta de algunos alimentos y bebidas, aunque esto varía de una persona a otra.
Es de suma importancia que, tanto en el proceso de preparación para la cirugía como en el de recuperación, se sigan las instrucciones del cirujano para reducir los riesgos de complicaciones y que siempre se tenga en cuenta que, a pesar de tratarse de una operación en un área muy pequeña, al igual que cualquier otra operación implica sus riesgos, como el desarrollo de infecciones y las reacciones alérgicas. Por lo regular después de una operación de párpados los pacientes presentan visión doble o borrosa, y sus párpados se inflaman durante algunos días, síntomas que son considerados normales y que desaparecen por sí solos al cabo de un par de días. Sin embargo, puede llegar a ocurrir que exista dificultad para cerrar los ojos, que la cicatrización se dé asimétricamente o que el paciente experimente dolor al movilizar el área operada, casos en los que se deberá acudir de inmediato con un especialista, y en los que podría ser necesaria una cirugía adicional.
Otros síntomas que se presentan después de la operación incluyen el enrojecimiento de la zona operada, lagrimeo excesivo, sequedad en los ojos y sensibilidad a la luz. Para aliviar estos síntomas, el médico puede recetar gotas o ungüentos especiales y dar indicaciones como aplicar compresas frías para reducir la inflamación. Estos síntomas, que pueden causar un ligero malestar, por lo regular desaparecen después de unos días, pero en caso de que persistan, se deberá consultar al médico para que valore el progreso de la recuperación y adopte las medidas necesarias para solucionar el problema.
Después de varias semanas del procedimiento, los resultados de la cirugía comienzan a ser visibles. Cabe recalcar la importancia de seguir las indicaciones médicas durante el proceso de recuperación para obtener los mejores resultados, tales como evitar actividades que puedan causar sequedad en los ojos durante las primeras semanas posteriores a la cirugía, mantener la cabeza elevada, utilizar lentes oscuros y evitar las actividades que impliquen esfuerzo físico. El tiempo total de recuperación es variable, pero en la mayoría de los casos después de diez días los pacientes logran retomar sus actividades cotidianas.
En futuras publicaciones en este blog hablaremos de las técnicas empleadas en una blefaroplastia y profundizaremos en el tipo de cuidados necesarios antes y después de la cirugía. Les recordamos que si buscan un cirujano con amplia experiencia este tipo de procedimientos, los servicios del Dr. Felipe Castro Esguerra son una excelente opción. Contáctenos para programar una cita, para nosotros será un placer atenderlos.